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domingo, 24 de abril de 2011

Ese momento en el que sentimos que, a pesar de todo, del pasado, de las lágrimas, de los malos recuerdos, somos y nos sentimos felices.
Porque ser, y estar feliz nunca es lo mismo.
En ese instante eres, estas y sientes la necesidad de abrazar, de gritar, de vocearle al mundo las ganas que tienes de luchar, de ser tú misma.
Dispuesta a querer, y a ser querida.
Susurrándole al silencio que tus llantos ya no serán compañeros.
El cuerpo empieza a respirar de la locura… 
Sucede a veces, aunque dure poco. Porque los días felices, son los que luego, y al final de todo, quedan grabados en la memoria. Quedan dulces en la boca como caramelos infinitos que se derriten en la emoción y el ánimo. No vale la pena morder el polvo para luego escupirlo. ulpa.

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